Una morbosa coincidencia en tiempo y espacio (3): Samu

Siempre me pongo nervioso cuando estoy esperando frente a la puerta de un desconocido, no puedo evitar que se me descontrole el pulso del corazón, de verdad que no puedo. Y no es miedo a hacer el ridículo sino la espera en sí, me pasaba en el escenario cuando salía a tocar la guitarra y a la primera nota los nervios se disipaban como una descarga a toma de tierra, lo mismo que al presentar un trabajo en clase o a la espera de una conversación importante.

Conocí a Samu en un chat de internet por casualidades del aburrimiento, tenía veintimuchos y vivíamos cerca y sabéis que me encanta lo de tener un follavecino de confianza. Como era discreto seguimos hablando por KIK, una aplicación de mensajería privadaQuiere decir que no hace falta intercambiar el número de teléfono para hablar.. Por ahí cogimos confianza y descubrí a un chico gracioso y morbosete al que le gustaba calentarme, hablar de fantasías, pasarme fotos y ese tipo de cosas.

Desde el principio supe que Samu era carne de follamigo e hice todo lo que pude para gustarle, es decir, comportarme como una perra agradable. El problema como de costumbra es que su casa casi nunca estaba disponible.

—Gato, ¿estás ahí? —escribió un día—. Estoy solo esta tarde y tengo un rato. ¿Quieres que nos conozcamos?
—¡Por fin!
—Te mando mi dirección 😉

Conocía la calle de mis paseos casuales por el barrio, lo que me extrañó es que también conociera el portal. Dudé antes de llamar. Vale que el centro está lleno de maricas, pero qué curioso haber quedado con dos chicos del mismo edificio, aunque más misteriosa se puso la situación cuando subí y caí en la cuenta de que era también la misma puerta: la casa de Lucas.

Comenté en la parte anterior que Lucas y yo habíamos ido perdiendo el contacto, di por sentado que estaría liado con su vida personal o simplemente en otro mood. Yo también estaba a otras cosas, pero… ¿Sería posible que sin saberlo estuviera hablando de nuevo con él? ¿O que se tratara de algún tipo de vacile morboso en forma de catfish para volver a vernos? Se me pasaron muchas cosas por la cabeza que me acabaron llevando de nuevo a los jodidos nervios de la puerta.

Cuando abrió resultó que en efecto el chico no era Lucas, y ahí supe que no había otra posibilidad, Samu tenía que ser su novio, joder, el novio del que me había hablado, el chico con el que había fantaseado meses antes sin conocer siquiera su cara o su nombre.

Y entonces me recorrieron avispas de sangre, un subidón de morbo indescriptible que bajó desde lo más profundo de mi cabeza hasta la punta del pie.

Por fuera disimulé saludando con normalidad, pero por dentro notaba un calorcillo frenético del morbo inesperado que daba aquella situación. Tenía enfrente al chico que siempre estaba fuera cuando yo quedaba con Lucas y ahora era Lucas el que estaba quién sabe dónde. Una fantasía parecida a mi trío soñado pero con giro de guion.

Samu iba en camiseta blanca, vaqueros anchos y zapas rollo casual, era casi tan alto como yo, con el cuerpo más tonificado que su novio y unos rasgos profundos y marcados, aspecto natural de cérvido alce y sensuales ojos de pantera, lo mismo inspiraba en carne y hueso que a través de la pantalla.

Disfruté pérfidamente dejando que me enseñara la casa como si no la conociera a la perfección. El perro me recibió alegre y juguetón, moviendo el rabo de un lado a otro, o era así con todo el mundo o me reconoció, quien sabe, pero Samu no pareció enterarse.

Del mismo modo que Lucas me llevó al salón (hacia la izquierda) la primera vez que entré a aquel piso, Samu me llevó al dormitorio (hacia la derecha), un dormitorio pequeño con el espacio justo para un armario grande y una cama de matrimonio que en ese momento estaba manga por hombro.

En cuanto me metió la lengua noté una química brutal, sentí que nuestras bocas encajaban y que le gustaba besar como a mí, no solo como mero trámite para entrar en calor sino besar por el hecho de besar en sí, recreándonos a fondo. Su polla era tan grande como la de Lucas, pero más gorda e irregular, sin circuncidar y con un buen pellejo, más basta, venosa y carnosa como una morcilla.

Él se sentó en el lado izquierdo de la cama, ligeramente inclinado hacia atrás y apoyándose con las manos, yo me arrodillé en el suelo y puse en su polla todas las técnicas que había aprendido en los entrenamientos con Lucas, mi verdadero Senpai, dispuesto a no parar hasta sacarle todo lo que tuviera dentro.

Me ponía tanto pensar que en esa cama follaban por las noches que me moría por encontrar su olor por algún lado. Lo que hice fue coger la sábana, que estaba hecha un montón a los pies de la cama, y pajear a Samu con ella, y en lo que él disfrutaba con el roce de la tela en su capullo yo aprovechaba para ver si olía a Lucas. No sé si lo sentí o me lo inventé, pero me dejé llevar por la película que se estaba montando en mi cabeza.

No apartaba la mirada de mí, un contacto visual fuerte en el que podía leer las fases de su placer, y cuando pasó a respirar acelerado como una moto, tirando de la sábana como si colgara al borde del precipicio, se la agarré con la mano y seguí hasta el final. La polla carnosa se puso muy tiesa palpitando con fuertes espasmos mientras la leche caía del capullo a mi mano, un placer visual que no todos los chicos ofrecen y que me excitó tantísimo que la mía explotó en una corrida que cayó goteando en la madera del piso a los pies de mi amigo.

—¿Tienes toda esta cama para ti solo? —pregunté haciéndome el tonto.
—Qué va, duermo con mi novio —él se limpiaba con un trozo de papel.
—Ah… ¿y no le importa que quedemos?
—No, tenemos una relación abierta y nos gusta morbosear con otros de vez en cuando.
—¡Vaya!
—Oye, quiero que quedemos más veces…
—Ojalá, besas increíble.
—Te avisaré cuando pueda, te lo prometo.
—¿Quieres que sellemos la promesa?
—¿A qué te refieres?
—Por ejemplo… préstame los gallumbos que llevabas antes, me los quedo hasta la próxima vez que nos veamos.

Sin pensarlo dos veces recogió los calzoncillos y me los tiró a la cara.

—Te los presto con una condición. Que te vayas con ellos puestos.

Es como si hubiera manipulado su mente para que pidiera justo lo que quería. Era un hombre tan exquisito y me ponía tan cachondo… y yo estaba tan huérfano desde que Lucas me abandonó, que no podía dejar pasar la oportunidad. Me calcé sus Jack & Jones de tela color gris, que además me realzaban el paquete, y me marché sellando el pacto.

A partir de entonces empecé a quedar con Samu. Solía venir a mi cuarto y echábamos la mañana tirados en la cama hasta la hora de comer, fueron menos veces que con Lucas pero entre nosotros se creó una complicidad muy guay.

Mientras nos comíamos las bocas y las pollas solía pasar por mi cabeza el deseo de que Lucas apareciera y se uniera a la diversión, poder ser el juguete que utilizasen a su disposición, que cada uno me petase por un agujero distinto, que me ataran y se corrieran sobre mí… quería que me tuvieran arrodillado frente al sofá mientras veían una peli por la noche, que me obligaran a mirar mientras follaban o incluso que me dejasen dormir con ellos.

Pero esa fantasía no se hizo realidad porque como ya os conté era el tipo de relación que habían decidido, aunque sigo pensando que mi idea era mejor.

—¿Quieres que vaya a ahogarte un ratito con mi rabo?
—Ahora tengo clase hasta la hora de comer.
—¿Y no puedes saltártela? ¡Es que tengo muchas ganas de verte!

Al cabrón le gustaba que lo dejara todo para verle como si esa entrega le excitara especialmente, y lo cierto es que no era una clase tan importante y alguien me dejaría los apuntes.

Lucas y Samu buscaban cosas parecidas pero eran muy distintos en las formas. A Lucas le gustaba hablar mientras que Samu era más directo, que no por ello menos cercano. La dinámica con Lucas consistía en dedicarme a su placer, y así fue hasta que llegué a desearlo como el mío propio; por el contrario, con Samu era recíproco y nos dejábamos llevar por la química, cultivaba la complicidad sexual a través de gestos y acciones y el tipo se estiraba como un chicle con todo tipo de juegos cargados de erotismo.

Mientras nos enrollábamos en la cocina, yo sentado sobre la mesa, me fijé en algo que tan solo había percibido inconscientemente. Sus manos se paseaban continuamente por mi cuerpo sabiendo qué hacer y dónde tocar y poniéndome los sentidos a flor de piel. Eso era lo que le hacía tan especial, sabía cómo usar las manos, y descubrí que jamás me habían tocado de esa manera, me tocaba de verdad.

—Joder, ha entrado sola —susurró empujando contra la mesa, y hasta yo me sorprendí viendo su pollón deslizarse en mi agujero, que siempre ha sido de naturaleza estrecha.

Samu tocaba tanto que me enseñó a tocar, porque ya solo quería hacerlo de esa forma, y no solo por lo cariñoso, es que entendía cómo expresarlo dentro de nuestra relación de follamigos para hacerlo todo más morboso y excitante y conseguir que me corriera con más intensidad y volviera de nuevo a sus brazos como un gato busca a su dueño.

Fue toda una revelación y todavía le recuerdo cuando uso sus formas de follar y tratar al otro, tan sensible y a la vez tan duro que ciega.

Disfruté mucho el tiempo que pasé con Lucas y Samu, cada uno tenía su forma de hacer las cosas y ninguno era mejor que otro, eran dos personalidades con distintos estilos de juego, me presté a que me las enseñaran y aprendí de todo, a complacerles y a complacerme a mí mismo cuando aún no tenía experiencia.

Entre ellos hacían una pareja estupenda y para mí fueron amistades sin malentendidos ni compromiso en un momento en el que yo no quería compromiso, ni la presión que arrastraba de tiempos anteriores buscando relaciones serias entre polvos mundanos.

Tan solo quería aprender y pasármelo bien.

EPÍLOGO

Un par de años más tarde me saludó un perfil Grinderiano sin foto y resultó ser Lucas. Hablamos y me contó que ya sabía que había estado quedando con su novio y viceversa, lo que quiere decir que en algún momento acabaron comentando el tema. Aún tengo curiosidad por saber qué dirían de mí y cómo descubrieron que era el mismo, espero que al menos diera para unas risas.

Ya en el presente, hace poco que me habló de nuevo. Me calentó la cabeza con que recordaba esas mamadas tan buenas y que le gustaría volver a repetir y recordar viejos tiempos. El tío hasta me envió la foto que me hizo aquella tarde para que viera que aún la conservaba.

Aprovechando la ocasión le tiré un órdago, le dije que lo que quiero es quedar en su casa cuando estén juntos, para hacer lo que sea, pero a los dos a la vez. Dijo que podría ser, pero que antes tendría que hablarlo con Samu. Aún no he recibido noticias.

Unos días después me abrió conversación Samu, con el que no hablaba desde la última vez que quedamos en persona. Terminó contándome la misma historia, retomar la relación, etc. “¿Qué plan te gustaría?”, le pregunté, y contestó: “Lo que ambos sabemos que nos gusta”. No sé si se habrán puesto de acuerdo para hablarme o fue pura casualidad.

De momento la cosa ha quedado en un “quizá” por mi parte. Me gustaría volverles a ver, pero quedar para lo mismo que hace años no me parece interesante. En cambio, si se dignaran algún día a aceptar mi petición no creo que fuera capaz de resistirme y seguro que me tendrían a los pies de su cama dispuesto a lo que pidan y ya de paso cerrar el círculo.

Si eso ocurre puede que la historia de Lucas y Samu tenga una próxima parte, mientras tanto, voy a seguir dejándolo en un “quizá”.

1ª PARTE  🔸  2ª PARTE  🔸  3ª PARTE

Comentarios

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  1. Que interesante !
    Tenía alguna pregunta para hacerte pero ya las has contestado en el epílogo.
    Lo que no entiendo es como no te acordabas nada más llegar al portal de Samu que aquel era el portal de Lucas.
    Pero bueno, cuestión de detalle ;-)

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    1. Sí recordaba el portal (aunque lo cierto es que fui pocas veces, normalmente venía a mi casa) pero pensé que quizá sería otro piso del mismo edificio o algo. Hasta que no llegué a la puerta no me percaté de que era la misma casa.

      Un abrazo :)

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  2. Acabo de dar con tu blog y me lo he leído entero. Esperando más entradas.
    Un abrazo,
    Hotdardo ��

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    1. Muchas gracias por pasarte y dejar un comentario :) Te mando el abrazo de vuelta.

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  3. hola!! buen relato ojalá llegue ese trío tan esperado algún día. cuando tenga tiempo me leeré el resto del blog. te he escrito un mail ya me dirás q te parece. saludos!!

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    1. Bienvenido 👋 Ya te contesté al correo, gracias por todo...
      ¡Un abrazo!

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