El sino de las relaciones abiertas

Síntesis de las ideas de Gato Rojo sobre las relaciones abiertas y la superación de la imposición social y moral de la monogamia, basadas en el materialismo histórico de los grandes maestros.

Las sociedades libres

Antes de que surgieran los primeros Estados marcados por límites territoriales las sociedades estaban organizadas de forma gentilicia. Las “gens” eran amplios grupos de personas con lazos de sangre. Algunas podían llegar a los cientos de personas que vivían de forma comunitaria, y la unión de varias gens conformaba una tribu. La cuestión es que estas sociedades eran, en esencia, igualitarias y libres tanto para hombres como para mujeres y en ellas todos trabajaban lo necesario para satisfacer las necesidades de la comunidad dentro del sistema conocido como “comunismo primitivo”. Así es como se vivió durante miles y miles de años.

Y bien, ¿cómo era la sexualidad y las uniones familiares en aquel entonces?

  • En un inicio se considera que imperaba en el seno de las tribus una libre sexualidad promiscua, llamada “heterismo”, donde cada mujer pertenecía igualmente a todos los hombres y cada hombre a todas las mujeres.
  • Después apareció el matrimonio por grupos, en el que grupos enteros de hombres y grupos enteros de mujeres se pertenecían recíprocamente en libertad sexual. Aún no se habían desarrollado conceptos como el adulterio o los celos.
  • Se crea la primera forma de familia, la familia consanguínea, en la que hermanos y hermanas carnales, junto con primos y primas de todo grado eran considerados hermanos entre sí y por tanto maridos y mujeres entre ellos, generando clanes consanguíneos de hermanos/as.
  • Las sociedades organizadas en gens fueron progresivamente prohibiendo el incesto, empezando por las relaciones sexuales entre padres e hijos y luego entre hermanos. Se dieron cuenta de que reduciendo la consanguinidad se engendraba una descendencia más fuerte física y mentalmente, de modo que mediante selección natural a lo largo de los siglos las gens acabaron barriendo a las sociedades anteriores a la gentilicia.
  • Este es el caso, por ejemplo, de la familia punalúa, en la que un grupo de hermanas carnales se convertía en el núcleo de una comunidad y sus hermanos carnales en el núcleo de otra. En el núcleo de hermanas cada una tenía su propio marido, estando los hermanos carnales excluidos de esta posibilidad, y los maridos de éstas ya no se llamaban hermanos entre sí, sino “punalúa”, que quiere decir “compañero íntimo”. Lo mismo ocurría en el núcleo de hermanos, pero al revés, estando excluidas las hermanas como posibles esposas.
  • En las sociedades igualitarias existía el “derecho materno”, es decir, las mujeres tenían unos derechos adquiridos con respecto a sus descendientes por su papel de madres. Esto deja ver que en las tribus la mujer no solo era libre, sino que además estaba especialmente considerada en la comunidad. Para explicarlo hay que tener en cuenta que dentro de la libertad sexual del matrimonio por grupos era imposible saber la paternidad de un niño y por tanto no existía la figura política del padre tal y como la conocemos, así que la descendencia siempre se contaba por línea materna. Cuando alguien moría, sus pertenencias pasaban a la gens de la madre, que se encargaba de redistribuirlas de la forma más útil para la comunidad.
  • La cuestión de la consanguinidad llevó a que cada vez se prohibieran más grados de parentesco en el matrimonio (en el caso de tribus como los Iroqueses llegaba a haber centenares de parentescos diferentes), así hasta que al final solo se permitieron matrimonios entre miembros de distintas gens. La evolución de la familia prehistórica consistió en la constante reducción de este círculo de casamientos, círculo que en un principio conformaba la tribu entera, y que de tanto reducirse llevó a la ruptura del matrimonio por grupos para dar paso al matrimonio de dos, la pareja. Por tanto, el origen de la monogamia tiene bastante poco que ver con el amor sexual individual.
  • Apareció la familia sindiásmica, formada por la unión entre un hombre y una mujer, los cuales aún siguen viviendo en el tradicional hogar comunista. El hombre mantiene su derecho a la “infidelidad ocasional” o a la poligamia, mientras que a la mujer se le exige estricta fidelidad. Este es el primer indicio de que el desarrollo de la familia traerá consigo una reducción de los derechos y libertades sexuales de las mujeres, aunque el matrimonio sindiásmico todavía podía disolverse fácilmente por cualquiera de las partes y los hijos siempre se quedaban con la madre.
  • Por último, añadir que los hogares comunistas eran grandes casas donde vivían muchas familias. Las mujeres gobernaban en la casa, las provisiones eran comunes y los hombres debían aportar su parte si no querían verse repudiados. Esta preponderancia femenina puede explicarse en el derecho materno, ya que en el hogar comunista de familia sindiásmica la mayoría de mujeres pertenecían a la misma gens mientras que sus maridos pertenecían a otras. Según la división del trabajo existente, los hombres proveían la alimentación del hogar y por tanto eran propietarios de los instrumentos de caza, mientras que las mujeres eran propietarias de los enseres domésticos, de modo que en caso de divorcio cada uno se quedaba con sus pertenencias.

Las sociedades de clases

Dicho esto llegamos a una de las etapas históricas más importantes para la humanidad, el neolítico, que tiene lugar entre los años 10.000-3.000 a.C. En esta época se desarrolla la agricultura y la ganadería y las tribus nómadas pasan a establecerse en aldeas y ciudades. La producción de alimentos y utensilios pasa a ser tan intensiva que los pueblos obtienen un excedente de recursos con el que poder comerciar, logrando un nivel de riqueza desconocido hasta entonces.

En un principio esta nueva riqueza pertenecía a las gens, pero pronto empezó a desarrollarse la “propiedad privada” de los rebaños. Como ya hemos dicho, los hombres eran dueños de los instrumentos con los que se proveía el alimento, por lo que ahora el jefe de familia se hizo dueño de los rebaños y los enseres de metal, después los objetos de lujo y finalmente del ganado humano, que eran los esclavos.

En las sociedades igualitarias, cuando se producía una disputa entre tribus los vencedores tomaban “esclavos” de la tribu vencida y éstos pasaban a formar parte de la comunidad como uno más. Sin embargo, al introducirse la cría de ganado, la elaboración de los metales, el arte del tejido y la agricultura, los jefes de familia entendieron que los esclavos podían utilizarse como mano de obra para el cuidado y elaboración de sus posesiones y riquezas. Comenzó el primer gran sistema de opresión, el esclavismo, donde la guerra pasó a convertirse en el método para obtener fuerza de trabajo barata y a los esclavos directamente se les dejó de considerar personas, permitiéndose comerciar con ellos como si fueran parte del rebaño.

Mientras que unas familias se hicieron con la propiedad de los recursos otras se dedicaban a producirlo y mantenerlo. Esto llevó a que las familias propietarias aumentaran sus riquezas hasta tal punto que para ellas trabajar ya no era necesario. Además, podían pagar una guardia personal (policía primigenia) que impusiera su ley y protegiera sus privilegios, de modo que el jefe de la familia ya no tenía por qué hacerse valer a través de su fuerza física.

Había nacido la sociedad de clases y el Estado, fundado sobre la propiedad privada y la familia patriarcal, la cual asestará un duro golpe sobre el orden social existente.

Y bien, ¿cómo afectó este nuevo orden al modelo familiar ya existente?

  • Según las riquezas aumentaban y se concentraban en menos manos, los hombres fueron ganando poder en la familia respecto a la mujer.
  • Según el tradicional “derecho materno”, la descendencia se contaba por línea materna. Por tanto, cuando un jefe de familia moría, sus rebaños, cultivos y demás nuevas riquezas pasaban a formar parte de la gens de su madre, de modo que heredaban sus hermanos y hermanas y los hijos de éstos, pero sus propios hijos se veían desheredados.
  • Para que las riquezas pasaran a sus hijos directos y permanecieran acumuladas en pocas manos hacía falta cambiar el orden de herencia, y para ello había que abolir el derecho materno, cosa que al final se logró. Según J.J. Bachofen, el mito griego de la “Orestiada”, escrito por Esquilo, puede interpretarse como la dramática lucha entre el tradicional derecho materno y el nuevo derecho paterno.
  • El derrocamiento del derecho materno es considerado la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre pasó a empuñar también las riendas del hogar y la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre y en un simple instrumento de reproducción para asegurar la descendencia.
  • La familia sindiásmica se transformó en la familia monogámica, el modelo patriarcal que ha perdurado hasta nuestros días. Esta familia está fundada en el predominio del hombre y su fin expreso es el de procrear hijos cuya paternidad sea indiscutible, ya que éstos deben heredar algún día los bienes de su padre. En la familia monogámica la mujer tiene prohibido romper el matrimonio, mientras que el marido conserva ese derecho, pudiendo repudiar a su mujer a voluntad.
  • La monogamia en definitiva nació de la concentración de grandes riquezas en las mismas manos (las de un hombre) y del deseo de que solamente sus hijos heredasen dichas riquezas. Dejó de ser una opción para convertirse, en la práctica, en una imposición social hacia las mujeres, cuyo adulterio era castigado con las penas más duras. En el caso de los hombres tan solo fue una vaga imposición moral, razón por la cual la prostitución se convirtió en una institución social ligada a la familia monogámica.
  • Frente a la opresión total de las libertades sexuales de la mujer aparecieron dos figuras sociales desconocidas hasta entonces: el inevitable amante de la mujer y el marido cornudo. Por un lado, este estigma hizo al hombre sentirse legitimado en la aplicación de la violencia hacia su mujer; por el otro, se ha demostrado que el adulterio femenino se convirtió en una institución social irremediable. Por tanto, la legitimidad del heredero en realidad se basaba en el convencimiento de que la esposa había sido fiel. Tanto es así que en el siglo XVIII el Código de Napoleón llegó a establecer que “El hijo concebido durante el matrimonio tiene por padre al marido”. Tantos siglos de monogamia para llegar a esto.
  • Si la familia monogámica tiene su origen en la clase alta, ¿por qué con el tiempo se extendió a toda la población? Para legitimar un orden social es necesario expandirlo, y aquí es donde entra la religión. En las sociedades libres las religiones eran animistas, es decir, adoraban al dios de la lluvia para que lloviera, al dios de la fertilidad para tener hijos sanos, etc. No obstante, no es casualidad que con la sociedad de clases empezaran a aparecer las religiones politeístas, con dioses de apariencia humana que ahora se dedicaban a imponer una moralidad y decretar cómo debía comportarse el pueblo. Así la monogamia acabó siendo ley incluso para los que no disponían de propiedad privada.
  • Creo importante apuntar que nuestra especie lleva existiendo unos 200.000 años y la familia monogámica tan solo unos 3.000-10.000 años. Es un fenómeno relativamente moderno ligado a la aparición de las clases altas y para nada es el orden natural de las cosas como muchos quieren hacer creer.

La sexualidad moderna

De esto se puede concluir que sus orígenes la pareja cerrada se utilizó para evitar la consanguinidad en los pequeños pueblos prehistóricos y más tarde la monogamia se impuso socialmente para asegurar la paternidad de los herederos. Esta familia monogámica basada en desigualdades económicas fue el origen del patriarcado y por tanto del resto de desigualdades entre hombres y mujeres.

En el mundo moderno las sociedades son tan abiertas que la consanguinidad no es en ningún caso una problemática real, mientras que la ciencia ha conseguido resolver el resto de cuestiones: con los métodos anticonceptivos la reproducción se ha planificado haciendo que los placeres del sexo se desliguen para siempre del embarazo, y si la legitimidad de los hijos aún supone un problema para alguna familia existen tests de paternidad que ofrecen resultados indiscutibles.

La única razón de ser de la monogamia social en la era moderna es la inercia de la tradición y la consecuencia que conlleva es la represión sexual individual y colectiva, así como en muchos casos la conservación de relaciones de poder machistas. El verdadero estigma social de la “infidelidad” sigue estando en las mujeres. Precisamente por haber perdido su razón de ser tan solo es cuestión de tiempo que acabe desapareciendo.

Después de todo lo expuesto qué decir sobre las parejas homosexuales, a las que nada de este desarrollo histórico les afecta, y sin embargo muchas de ellas aún mantienen la exclusividad sexual como un pilar fundamental de lo que llamamos amor. No tiene más sustento teórico que la necesidad moral de adaptar las relaciones al modelo heterosexual para lograr una “normalidad social” que en realidad nunca se va a conseguir debido a la no-heterosexualidad. No obstante, es también por esto último que la comunidad LGTB siempre ha estado a la vanguardia de la libertad sexual.

Las relaciones abiertas pueden ayudar a superar la carga de los celos y la idea de posesión y a desvincular la relación artificial entre sexo y amor. El sexo está ligado al placer y el amor al cariño, el respeto o la convivencia. Sin embargo, la relación abierta no deja de ser una fase de transición como lo pudo ser la familia sindiásmica. El objetivo ideal, una vez superada la sociedad de clases, sería reconstruir el hogar encaminándolo hacia un modelo amplio que permita un mejor apoyo y desarrollo emocional de sus miembros, y donde por supuesto se garantice la libertad sexual, no entendida como perversión sino simplemente como libertad.

Me gustaría haberle expuesto una cosa tan elaborada a mi novio hace unos meses cuando hablamos sobre abrir la relación, pero seguro que no sabría explicarme bien y acabaría recibiendo una mirada extrañada por su parte.

Estos dos años y medio de relación cerrada han facilitado las cosas para aprender a construir una relación estable (más aún para dos inexpertos como nosotros), pero a estas alturas ya es lo suficientemente sólida como para desatar el corsé hacia una libertad más amplia y libre de prejuicios.

A él le pareció aceptable la relación abierta, creo que todavía le da un poco de miedo y no lo entiende en su totalidad, pero lo entenderá cuando sea evidente que no cambia nada y solo ofrece más posibilidades. No tiene sentido ocultar que no creo en antiguos paradigmas e imposiciones morales, que soy ateo practicante y no de boquilla, que siempre he disfrutado de mi libertad, del morbo de pasarlo bien con quien me pone, y no hay nada malo en ello.

Sí que creo en la amistad, el amor, el cariño y el apoyo que nos damos el uno al otro. Estoy muy enamorado de él y puede que sea el hombre de mi vida, y para mí, que soy más un estoico racionalista que una persona idealista y romántica, no es un pensamiento baladí ni lo digo por decir.

Todos los días doy gracias por haberle encontrado batiéndonos las alas en medio de esta colmena de ladrillo y cemento en la que tenemos la suerte o la desgracia de vivir.

Comentarios

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  1. Me gustaría preguntarte más cosas porque yo también estoy en una relación y son ya casi 5 años :O. De repente mi novio quiso probar tener sexo con uno más, y lo hemos hecho dos veces pero las dos veces no me gustó mucho el tipo que él mismo eligió (ambos eran pasivos) así que realmente parece que compartir el placer los dos solo quería tener el suyo propio.

    James

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    1. Una relación ya de cinco años, qué maravilla, me alegro mucho. En estos temas lo mejor siempre es hablarlo y dejar claros los límites. Para mí solo hay dos cosas imprescindibles: siempre sexo seguro fuera de la pareja y dejar claro a otros compañeros sexuales que tienes pareja y no buscas una relación sentimental. El resto es hablarlo, decirle que no lo has disfrutado todo lo que te habría gustado y que la próxima vez quieres elegir tú al chico, o en caso de que tengáis muy definidos vuestros roles sexuales quedar con alguien del rol que quieras y bueno... si seguís teniendo planes de ese estilo con el tiempo iréis descubriendo de qué formas disfrutáis más los dos. Hay muchas posibilidades y cada ocasión será distinta, no te estreses si de momento no ha sido como quieres. La comunicación es importantísima.

      Estoy encantado de verte de nuevo por aquí, James. ¡Un abrazo!
      Gato Rojo 🐾

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  2. Comunicación, ideas claras, mucha madurez, buena gestión de los apegos, eliminación de ambientes y alejamiento de personajes tóxicos del entorno, muchas cosas a trabajar y tener en cuenta. Y poca gente abierta mentalmente a esto. Pero, afortunadamente, cada vez, un poco más.

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    1. Si la vida no te ha llevado involuntariamente a ello es difícil desapegarse de ciertas ideas, sobre todo porque el sistema las reproduce una y otra vez en la cultura y en el imaginario colectivo. A cada revolución sexual se va dando un pasito hacia adelante, y creo que en estos momentos se está produciendo una revolución sexual en muchos ámbitos.

      Abrazos y gracias por tu comentario.

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  3. Me encanta la visión que has dado con antecedentes de relaciones en diversos momentos de la historia. Felicidades por tu articulo.

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  4. Que gran articulo gracias. Yo en el tema de las relaciones abiertas nunca lo había valorado hasta ahora. Por el tema del Covid lo hemos dejado un poco pendiente de hablar, creo que es una manera de quererte y de querer al otro, como bien tu dices, con mucha comunicación. Un abrazo bello y felicidades por esos dos años y medio ;).

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    1. Muchas gracias por tus palabras IVI, espero que te haya ayudado a la hora de reflexionar sobre el tema. Ya me contarás sobre esa conversación pendiente cuando la tengáis y a qué conclusiones habéis llegado. ¡Un abrazo!

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