Una de cal y otra de arena: tanteo de follamigos

En la historia sobre cómo conocí a Loto comenté que en esos mismos días estaba hablando con otro insomne redomado, mi vecino Cris. Nos vimos hace un par de semanas a altas horas de la noche aprovechando que estaba solo en casa. Dijo: “Voy a ponerme guapo y salgo”, y apareció con una camiseta de Adidas y unos pantalones cortos de deporte, tan cortos que se le marcaba el paquete como a un camello. Se lo comenté más tarde y dijo: “¿En eso te has fijado? No he visto que me miraras”. Y yo: “Es que soy muy discreto, pero como para no fijarse”.

Es más esbelto de lo que había imaginado, pelín más bajo que yo y con un cuerpo estrecho, pelo corto y las cejas bien perfiladas. Es mono, de veintipocos y hace solo unas semanas que se ha mudado al barrio para empezar la facultad en septiembre. Se nota que es de provincias, como yo.

Le pareció perfecta tanto la parte del “folla” como la del “amigo”. Compartimos lugares comunes en redes sociales así que tenemos un humor parecido que nos hizo conectar rápido. No miento si digo que en Grindr pocas veces encuentro el nivel de confianza que se creó enseguida entre nosotros.

Al día siguiente dijo que se iba a borrar la aplicación y me pidió el número de teléfono. No, lo siento, no le doy mi teléfono a desconocidos. Una semana más tarde vi que al final no se la había borrado así que seguimos hablando, insistía en la curiosidad por conocerme, pero estaba de vacaciones en casa de mis padres y no podía quedar.

Aquella noche tuvimos una conversación cachonda de cojones, contándonos morbos y miserias, no solo por el contenido sino por la confianza, como si fuéramos colegas de toda la vida. Antes de irnos a dormir confesó que no pudo aguantar hacerse una paja en medio de la conversación, y la cosa no fue a menos porque cuando volví a Madrid me dijo que llevaba varios días masturbándose pensando en mí, en lo que hablamos y en nuestro futuro encuentro.

Como la cosa no podía esperar más para qué alargarlo, y ahora estábamos cara a cara en mi casa, lo primero que dijo al cruzar la puerta fue: “¿Nos damos un abrazo?” Y yo: “Por supuesto”, cómo negarme a eso, y el abrazo fue tan cálido que rompió el hielo al instante.

—¿No te da mucha vergüenza esto? —preguntó con una sonrisa.
—A mi mogollón, siempre —dije—. Pero ahora que ya estamos aquí me da más igual.

Saqué una yonkilata de cerveza para cada uno y echamos el rato en el sofá hablando con la misma naturalidad con la que lo hacíamos por mensajes. Por mucho que aludiera a su vergüenza resultó ser un chico extrovertido, su acentillo andaluz, su pluma y su forma de expresarse era encantadora y divertida. Hablamos de la vida, de relaciones y sensaciones, le gusta hacerse el malo y tirarme pullas, pero pronto se dio cuenta de que por ahí no iba a conseguir nada, no obstante, aprovecho las que puedo parar tirárselas a él y se hace el afligido.

Tras hora y pico de risas ya estábamos tranquilos y apalancados, empecé a pasar la mano por su pierna peluda mientras escuchaba, de la rodilla a la ingle, casi rozándole los huevos. Llegado cierto momento pregunté: “Bueno, ¿y cuándo me vas a besar?”, y él, con su graciosa cara de situación, juró que lo haría en cuanto se acabara la cerveza.

Ante tal afrenta le quité la cerveza y pegué un trago, se la pasé, otro trago yo y él terminó por rematarla, entonces por fin se acercó a mí boca y nos dejamos llevar en un largo beso, con el pensamiento de las cosas que habíamos pensado los días anteriores, ideas que siempre se sobredimensionan.

Con la rapidez de un colibrí me agarró la mano y la llevó hacia su paquete, que daba gusto manosear por la suavidad de la tela, y para cuando metí la mano por el bajo del cortísimo pantalón ya la tenía tiesa. Una polla muy bonita en cuerpo, forma y textura, como días atrás él mismo dijo aludiendo a que era la única parte bonita de su cuerpoEso dijo el muy mentiroso....

Los besos en el sofá bien, me recordaron a los besos más inocentes de las primeras veces, y a la vez algo no terminaba de encajar. Propuse echarnos en la cama y despelotarnos, pensando que sería por la posición, sin embargo la cosa siguió igual. Besaba sin relajar los labios, agachando la cabeza y con una actitud más propia de una mala copia del porno. Siempre he pensado que no hay peor escuela que el porno.

Me acordé de Loto, el otro proyecto de follamigo, que besaba como un dios. No es que sea necesario hacerlo a la perfección, pero es que esto me desagradó lo suficiente como para que se me empezara a cortar el rollo, no sentí esa química sexual, ese calentón al roce… ese “je ne sais quoi”.

Cris no se dejaba tocar fácilmente, como si tuviera aversión al contacto directo, cada vez que intentaba tocarle me amordazaba las manos con las suyas apretando fuerte contra la cama. Ni siquiera puedo asegurar si estaba tratando de dominarme. Cuando me puse a chupársela me gustó los primeros minutos, y de repente empezó a follarme la boca con verdadera furia, de forma descontrolada, en serio, sin control.

Fuera cual fuese la posición agarrándome la cabeza con violencia y empujando con fuerza hasta el fondo, sin descanso, sin poder hacer nada. Y yo estoy dispuesto a lo que sea… ¡Pero deja de hacerme daño en la cabeza, coño! Ya al principio se lo había dicho con calma: “Eres un poco bruto, nene”, y no sé si lo interpretó como algo bueno o malo. Se lo volví a repetir mientras me follaba la boca: “Tío, qué bruto eres”, y nada.

El chavalito dulce y granujilla se había transformado en una bestia, y mira que avisó, aunque no le di más importancia a esas palabras.

No es que no me guste sentirme dominado en según qué situación, pero esa no era la situación y desde luego no lo estaba haciendo como se debe hacer. No es mi rollo. ¿Será la experiencia importante en esto? Si echo la vista atrás solo han conseguido dominarme chicos mayores, y eso es lo que eché en falta.

—Bueno, qué… ¿Tú no me la vas a comer? —pregunté, cortando su ensimismamiento para recuperar la respiración.

Al menos la comía bien y se excitó mucho con mi polla, yo pude relajarme mamando al otro lado y empotrando la cara en sus huevos peludos. Alargué al máximo ese momento porque no me apetecía besarle de nuevo.

Cuando se cansaba se la sacaba de la boca y me pajeaba fuerte, y decir fuerte es quedarme corto, era fuertísimo, de verdad, muy fuerte, como un brazo robótico con el motor estropeado. «FAP-FAP-FAP», a base de tirones me la estaba dejando como un dildo de gelatina.

“Voy a evitar decirle que es un bruto por tercera vez”, pensé.

—¿Es eso una especie de talento oculto?
—Tengo muchas habilidades por descubrir —respondió con una risilla.

Sea como fuere, esa habilidad solo iba a conseguir que se me bajara la empalmada, menos mal que estaba lo suficientemente cachondo como para mantenerla en pie. Y tumbados boca arriba, agarrados del hombro y apretando nuestras cabezas le pedí que me echara su leche y acabamos corriéndonos uno encima del otro.

Aunque pueda no parecerlo el polvo había durado hora y media y después por arte de magia Cris se transformó en el chico de antes. Sonrió e intercambiamos palabras, me dio un abrazo y se fue al baño. Yo me puse la camiseta y salí al balcón a ahogar la desilusión en un cigarro.

Cuando Cris regresó salió al balcón en gallumbos y se sentó conmigo a charlar. Qué majo, y qué pocas veces la gente se queda porque quiere después de correrse. Hay veces en que lo prefiero (que se marche), y otras en las que soy yo el que se va. Casi había olvidado que en realidad nos llevábamos super bien.

Volvimos a las risas y chascarrillos y me dejó claro que le había encantado a pesar del corte que le daba la situación, ya que llevaba mucho sin quedar con un desconocido. “Pero al final todo ha salido guay, ¿verdad?”. Eso me dejó una extraña sensación de desconexión en el cuerpo.

Sabiendo que es un tío que le da muchas vueltas a las cosas preferí no hablar del tema en ese momento, así que cuando dijo de volver a quedar yo respondí con un escueto “Sí, ya iremos viendo”, que realmente no era una excusa sino una duda real que no quería pensar con el bajón. La respuesta le indignó, todo en tono de broma, claro, y no se hizo más alusión al tema.

—¿Sabes que no suelo mamar? Por lo que te he contado antes —comentó, el tema no entra al caso—. Pero contigo no me ha importado.

En fin, si volvemos a quedar pienso hablar con él antes de nada, pero no sé cómo enfocarlo cuando resulta que él no ha sentido lo mismo. “Me has tratado como crees que hay que tratar a un pasivo sumiso y yo soy versátil, prefiero tantear la situación y luego, quién sabe”, le diría de primeras.

También le diría que le veo un poco verde, cosa normal por su edad y los traumas sin resolver que arrastra. Son palabras muy ásperas y no ayudan en nada. Pienso incluso que fue en parte culpa mía por dejar caer bromas que le llevaran a pensar que quería ciertas cosas y que él se las tomó a pecho para impresionarme o algo así.

La cuestión es que con Cris tengo una gran afinidad que se me escapa de las manos en cuanto empezamos a follar. Con Loto la relación no es tan sencilla de cuajar, pero al primer lametón entramos en sintonía. Una de cal y otra de arena.

Menos mal que en este época sí tengo claro lo que estoy buscando, como titulé la última vez: un chico al que llamar follamigo.

Comentarios

Siéntete libre de dejar un comentario.
Se puede comentar con cuenta de google, con seudónimo/url (la url se puede dejar en blanco) o en anónimo.

  1. El pecho se me ha abierto de la risa y las carcajadas se han derramado a borbotones.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por visitar mi blog que me permite llegar hasta el tuyo, el cual iré descubriéndote poco a poco, así que si me permites por aquí me quedo.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estás invitadísima 👍 y puedo decir lo mismo, seguiré conociéndote a través de las palabras. Un beso 🐾

      Eliminar
  3. Te leo en silencio hoy es de madrugada
    gracias por compartir tus letras

    ResponderEliminar
  4. Que buenas son esas visitas nocturnas. Me alegro que la dsfrutases tanto.

    ResponderEliminar
  5. Respuestas
    1. Gracias Mario, pasaré por tu espacio cuando tenga un rato. ¿Eres novio/marido de Mucha? Saludos 🐾

      Eliminar
  6. Suele ser perturbador encontrar en esa relación inicial (sea sexual o vital) un algo perceptible, o no en un primer momento, que dificulte la conexión o directamente haga que no conectes, y que la percepción del otro, por lo va haciendo y/o diciendo sea lo contraria. Sobre todo cuando uno ya se ha hecho alguna ilusión o idea.
    Se puede detectar el problema y trabajar sobre ello, pero siempre sin forzar. Las cosas tienen que fluir, y si no fluyen, entonces dejarlo.
    Digo yo ;-)
    ¿Hubieron más encuentros con Cris?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De momento no ha habido más encuentros, como tu dices no quiero forzar nada y con lo poco que quedo con gente lo último que quiero es quedar sin ganas. De todos modos seguimos teniéndonos a mano nuestros contactos por si vuelve a surgir cualquier cosa.

      Eliminar
  7. Buen relato. Me gusta el enfoque y como es de importante la conexión. Un beso lo es todo. Si no besas bien malo. Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar