Escaparse de casa por un calentón
Aunque seamos del mismo pueblo nunca había visto a Jota por las calles hasta aquella noche. Él me saca cinco o seis años, así que puede que fuera de los chicos de último curso en el instituto cuando yo empezaba la secundaria. Quizá le hubiese visto de refilón en la feria, en la discoteca o quién sabe dónde sin llegar realmente a fijarme en él. Ahora viene al pueblo solo en fiestas y vacaciones, y hace unos meses me propuso vernos la próxima vez que coincidiéramos para ir a al huerto que tiene a las afueras, donde habíamos follado con mucha nocturnidad unos veranos atrás, cuando yo tenía veinte años. Todo esto mientras se quitaba la ropa hasta quedarse en pelotas frente a la webcam para hacerse la paja exhibicionista a través de la pantalla que me había prometido. En las zonas rurales es difícil encontrar un plan interesante por las aplicaciones, hay demasiados perfiles sin foto y cuando aparece uno como el suyo enseguida llama la atención. Jota me contó que venía del fes